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Cómo cultivar y cuidar la lechuga

1. Preparación del terreno. Antes de plantar lechugas hay que preparar el suelo para conseguir que la parcela sea blanda y tenga cierto grado de fertilidad. Primero ara la tierra y luego aplica estiércol de corral descompuesto para mejorar la fertilidad de la tierra. Las parcelas tratadas deben regarse. Si se trata de una planta en maceta, debes preparar tierra transpirable, permeable al agua, fértil y macetas de diferentes tamaños.

2. Siembre las semillas en el suelo. Las semillas de lechuga se pueden sembrar directamente y no requieren ningún tratamiento especial antes de plantarlas. El método de siembra es muy sencillo. Simplemente esparza sus semillas uniformemente sobre la superficie del suelo, luego cúbralas con una fina capa de tierra y compáctelas suavemente con las manos. Las semillas necesitan agua para germinar. Después de plantar, rocíe agua con una regadera para humedecer ligeramente la tierra. Tenga cuidado de no regar demasiado las semillas, de lo contrario se eliminarán fácilmente.

3. Postcurado. A las semillas de lechuga les gusta la luz y deben exponerse al sol después de la siembra. Mueva las plantas en macetas a un área bien iluminada donde vean más luz. Si encuentra que la tierra está blanca, riéguela a tiempo, solo riéguela abundantemente cada vez. Si se maneja adecuadamente, la germinación se producirá rápidamente.

4. Trasplante entre plántulas. Una vez que las plántulas de lechuga hayan crecido hasta tener tres hojas verdaderas, se pueden aclarar. Si las plántulas están demasiado débiles, se pueden arrancar para dejar suficiente espacio para el crecimiento. La distancia óptima entre las plántulas de lechuga después del raleo es de unos 5 cm. Las plántulas desenchufadas se pueden comer directamente o trasplantar y replantar.