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El experimento del malvavisco revela la importancia de () la capacidad para el desarrollo humano.

El experimento del malvavisco reveló la importancia de la gratificación retrasada para el desarrollo humano.

La gratificación retrasada se refiere a una orientación a la elección que está dispuesta a renunciar a la gratificación inmediata por resultados más valiosos a largo plazo, así como a la capacidad de autocontrol mostrada durante el período de espera. Su desarrollo es una condición necesaria para que los individuos completen diversas tareas, coordinen las relaciones interpersonales y se adapten con éxito a la naturaleza. La "gratificación retrasada" no se trata simplemente de dejar que los niños aprendan a esperar, ni de suprimir ciegamente los deseos.

No se trata de dejar que los niños "sólo experimenten el viento y la lluvia pero nunca vean el arcoíris". En última instancia, es la capacidad de superar las difíciles situaciones actuales y luchar por intereses a largo plazo. En la década de 1960, Walter Mischel, profesor de psicología de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), diseñó un famoso experimento sobre la "gratificación retrasada", que comenzó en un jardín de infancia del campus de la Universidad de Stanford.

Los investigadores encontraron a decenas de niños y los dejaron solos en una pequeña habitación con sólo una mesa y una silla. Sobre la mesa hay bandejas con las cosas favoritas de los niños: malvaviscos, galletas o palitos de galleta. Los investigadores les dijeron que podían comer el malvavisco de inmediato o esperar hasta que el investigador regresara y ser recompensado con un malvavisco.

También pueden tocar una campana en la mesa, lo que hará que los investigadores regresen tan pronto como escuchen la campana. Para estos niños, el proceso experimental fue bastante difícil. Algunos niños se taparon los ojos o dieron la espalda para no mirar los tentadores malvaviscos. Algunos niños comenzaron a realizar pequeñas acciones: patear la mesa, tirar de las trenzas y algunos incluso golpear los malvaviscos con las manos.