Ensayo en prosa conmovedor y afectuoso: Extraño a mi tío.
Mi tío es medio hermano de mi padre, diez años mayor que mi padre. Fue honesto, trabajador, diligente y trabajador durante toda su vida. En mis recuerdos de infancia, mi tío siempre estaba sonriente y afable.
Recuerdo que jugaba mucho en casa de mi tío cuando era niño. La casa de mi tío tiene un patio espacioso lleno de árboles frutales y flores. Cada verano, el jardín se llena de fragancias frutales que invitan a salivar. Mi tío siempre recogía las frutas más dulces para comer y me enseñaba a saber cuándo estaban maduras.
Además de frutas, mi tío también criaba muchas aves. Entre ellos, mis favoritos son esos gansos blancos y gordos. Todos los días, mi tío lleva los gansos al estanque que hay a la cabeza del pueblo para criarlos. Siempre los seguía detrás y observaba a los gansos jugar y graznar en el estanque.
Además de jugar conmigo, mi tío también me enseñó muchos principios de vida. A menudo decía que uno debe ser honesto y digno de confianza, trabajar duro para hacerse rico y no codiciar ganancias insignificantes. Todavía recuerdo estas enseñanzas.
A medida que crezco, mi tío y yo pasamos cada vez menos tiempo juntos. No fue hasta que estuvo gravemente enfermo y hospitalizado que me di cuenta de la crueldad del tiempo. En ese momento yo había estado estudiando en el extranjero. Cuando recibí la noticia de que mi tío estaba gravemente enfermo, me apresuré a regresar a mi ciudad natal.
En la sala del hospital vi a mi tío moribundo. Era flaco y tenía mala complexión. Pero cuando me vio, sonrió amablemente. Me acarició la cabeza y dijo débilmente que el mayor arrepentimiento de su vida era no verme casarme.
En ese momento, mis lágrimas no dejaban de fluir. Lo sé, tío. El tiempo se acaba. Le tomé la mano y le aseguré que sería filial con mis padres, trabajaría duro y estaría a la altura de sus expectativas.
Pronto, mi tío falleció pacíficamente. Su partida es una gran pérdida para mí. Perdí al mayor que más me amaba y al mentor que me enseñó a ser una buena persona.
El tiempo vuela y pasan los años. La voz y la sonrisa de mi tío siempre quedarán fijas en mi memoria. Lo que me dejó no sólo fue el cariño familiar, sino también su integridad y bondad a lo largo de su vida. Sus enseñanzas siempre guiarán mi camino hacia adelante.