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La experiencia de un manzano, un cuento de hadas clásico

Hay un manzano silvestre en el bosque. En otoño, una manzana agria cayó sobre el árbol. Los pájaros picotean los frutos e incluso se comen las semillas del interior. Sólo una semilla de manzana quedó escondida en el suelo.

En invierno, las semillas de la manzana yacen bajo la nieve; en primavera, cuando el sol brilla sobre la tierra húmeda, las semillas de la manzana comienzan a germinar, extendiendo las raíces hacia abajo y dos hojas tiernas hacia arriba. Un tallo delgado con un pequeño capullo creció entre las dos hojas pequeñas, y hojas verdes crecieron en el pequeño capullo. Brote tras capullo, rama tras rama: cinco años más tarde, donde cayó la semilla, creció un hermoso manzano.

Un jardinero llegó al bosque con una pala y vio el manzano: "¡Qué lindo árbol! Espero que sea de mucha utilidad."

Dijo el jardinero y comenzó a cavar. El manzano tembló. Pensó: "Ya terminé". Inesperadamente, el jardinero excavó con mucho cuidado, tratando de no dañar las raíces. Trasladó los manzanos al huerto y los plantó en tierra fértil.

En el huerto, los manzanos crecían orgullosos. Pensó: "Desde que me trasladaste del bosque al huerto, tal vez soy un árbol raro". Miró con arrogancia los feos tocones envueltos en tiras de tela que lo rodeaban. Aún no sabe que ha entrado en la guardería.

Al año siguiente, el jardinero tomó un machete y comenzó a talar los manzanos. El manzano tembló. Pensó: "¡Oh, esta vez ya terminé!""

El jardinero cortó toda la copa verde, dejando solo un tocón, abrió una pequeña grieta en la parte superior del tocón y añadió el mejorado. Se insertaron ramitas del árbol frutal en las grietas, y luego se protegieron las heridas con barro especial, se envolvieron en tela y se insertaron unos palos de madera alrededor de ellas.

El manzano. Tenía dolores como si estuviera enfermo, sin embargo, era joven y fuerte, y pronto se recuperó, y las ramas injertadas también crecieron. Las ramas chuparon el jugo del fuerte manzano y crecieron muy rápido, un capullo tras otro, escupiendo. Se multiplicaron las hojas y las hojas, una rama tras otra; después de tres años, el pequeño manzano floreció con flores rosadas y fragantes. Los pétalos rosados ​​se han marchitado y el ovario verde queda expuesto en el macizo de flores. ¡Ya no son manzanas silvestres agrias, sino grandes manzanas rojas, dulces y crujientes! Este manzano está creciendo tan bien que muchos jardineros del huerto vienen a buscarlo para injertar más árboles frutales. /p>