¿Por qué las hortalizas cultivadas con estiércol de granja son mejores que las cultivadas con fertilizantes químicos?
Mi país se ha convertido en el mayor productor de frutas (producción en 2018: 113 millones de toneladas) y de hortalizas (producción en 2018: 769 millones de toneladas). En este contexto, la oferta y la demanda son escasas. Consumo Los consumidores están obligados a plantear exigencias más estrictas en cuanto al sabor y la calidad de las frutas y verduras. Una de nuestras interpretaciones del infierno es que las frutas y verduras cultivadas con estiércol de granja (fertilizante orgánico) tienen un sabor más suave, un aroma más rico y un dulzor más "correcto" que las cultivadas con fertilizantes químicos. Esta experiencia a menudo se describe como. "Comerlo de niño" "El sabor del patio", en cambio, la mayoría de las frutas y verduras que se venden en el mercado tienen mal sabor a pesar de su aspecto brillante.
Las papilas gustativas que han evolucionado a lo largo de millones de años no pueden mentir, entonces, ¿por qué las frutas y verduras cultivadas con fertilizantes orgánicos saben bien? Antes de responder a esta pregunta, es importante comprender dos factores que determinan el sabor de los productos: la variedad y los métodos de cultivo. La variedad es la base del sabor. La secuencia genética de una variedad no sólo determina la forma, el color y el tamaño de las frutas y verduras cultivadas, sino que también es la base de su sabor. Una vez, el autor cultivó 7 variedades diferentes de tomates de frutos pequeños en el mismo campo utilizando el mismo método de manejo, pero las cualidades intrínsecas como el dulzor y el sabor difieren mucho entre las diferentes variedades. La tecnología de mejoramiento está en constante desarrollo y, con la ayuda de la biotecnología moderna, se cultivan cada vez más rápido nuevas variedades de frutas y verduras. La dirección del mejoramiento está profundamente influenciada por factores sociales y ambientales, entre los cuales la demanda del mercado de consumo tiene el mayor impacto, lo que también afecta directamente el sabor y la calidad de las frutas y verduras.
Antes del cambio de siglo, la tecnología nacional de siembra de hortalizas, el nivel de gestión y otros aspectos no estaban tan desarrollados como ahora (la producción de hortalizas en 2005 fue de 560 millones de toneladas, 1/3 menos que en 2018) En ese momento, la oferta de hortalizas era insuficiente. En esta época, la tendencia general es buscar un alto rendimiento y satisfacer la demanda de producción del mercado. En este contexto, la dirección genética de los criadores también se centra en la selección de alto rendimiento. Después de todo, comer bien es el requisito previo para comer bien. En términos relativos, las cualidades intrínsecas como el sabor y el dulzor no son las máximas prioridades. Los resultados de la investigación del equipo de Huang Sanwen en el Instituto de Hortalizas y Flores de la Academia China de Ciencias Agrícolas demuestran este punto: