¿Pueden los humanos construir robots?
¿Son conscientes los grupos de células y los cerebros aislados? ¿Cómo saben los científicos si son conscientes?
Muttoli ha descubierto algunas formas inusuales de cultivar organoides cerebrales humanos. Conectó el órgano cerebral a un robot andante, modificó el genoma del órgano con genes neandertales, lo puso en órbita en la Estación Espacial Internacional y lo utilizó como modelo para desarrollar un sistema de inteligencia artificial más similar al humano.
Se menciona que han creado un órgano cerebral humano(1) que puede generar ondas de actividad coordinada similares a las que se observan en los bebés prematuros. Esta ola duró varios meses antes de que el equipo completara el experimento.
Los hallazgos del equipo han llevado a especialistas en ética y científicos a plantear una serie de preguntas morales y filosóficas sobre si se debe permitir que los organismos alcancen este nivel de desarrollo y si los organismos "conscientes" tienen derecho a un trato especial que otros las poblaciones de células no tienen, y si los humanos pueden crear conciencia.
La idea de un cerebro incorpóreo y autoconsciente es compartida por muchos neurocientíficos y bioéticos. Hace apenas unos meses, un equipo de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, anunció que habían recuperado parcialmente el cerebro de un cerdo que había sido sacrificado horas antes. Al extraer los cerebros de los cráneos de cerdo e inyectar un cóctel de sustancias químicas, los investigadores restauraron la función celular de las neuronas y su capacidad para transmitir telecomunicaciones (2).
Otros experimentos, como la adición de neuronas humanas a cerebros de ratones, han planteado algunas preguntas. Algunos científicos y especialistas en ética creen que estos experimentos no deberían permitirse.
Estos estudios sientan las bases para un debate entre quienes desean evitar la creación de conciencia y quienes ven los órganos y organismos complejos como herramientas para estudiar enfermedades humanas devastadoras. Muotri y muchos otros neurocientíficos creen que los organoides del cerebro humano pueden ser la clave para comprender enfermedades humanas únicas como el autismo y la esquizofrenia, que no pueden estudiarse en detalle en modelos de ratón. Para lograr este objetivo, dijo Mutori, es posible que él y otros necesiten crear conciencia deliberadamente.
Los investigadores ahora piden un conjunto de pautas similares a las utilizadas en estudios con animales para guiar el uso humano de los organoides cerebrales y otros experimentos que podrían conducir a la conciencia. En junio, los Institutos Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina iniciaron un estudio para delinear posibles cuestiones legales y éticas relacionadas con los organoides cerebrales.
Las preocupaciones sobre el crecimiento de cerebros en los laboratorios también resaltan un punto ciego: los neurocientíficos no tienen una manera consistente de definir y medir la conciencia. Sin una definición funcional, los especialistas en ética temen no poder detener estos experimentos antes de que crucen la línea.
Algunos experimentos actuales pueden amplificar este problema. Neurocientífico cognitivo en una universidad