Los perros pueden comer mantequilla.
Debido a que la mantequilla contiene un alto contenido de azúcar y grasas, su consumo excesivo puede provocar reacciones gastrointestinales en los perros, como vómitos, hinchazón, eructos, etc. Además, en los perros intolerantes a la lactosa, comer demasiada mantequilla puede provocar diarrea. Por tanto, si tu perro no es intolerante a la lactosa y quiere utilizar crema como premio ocasional o mejora alimentaria, puedes dársela con moderación, pero procurando que no supere la tolerancia saludable del perro. Antes de alimentarlo, lo mejor es realizar una pequeña prueba para comprobar que el perro puede adaptarse y no se producen reacciones adversas. Al mismo tiempo, elige productos en crema que contengan grasas saturadas y bajos en azúcar, que sean más adecuados para las necesidades digestivas y de salud de tu perro.