Un pasaje de la novela de Haruki Murakami
Seguí viajando, alojándome en hoteles baratos, duchándome y afeitándome. Una vez que me miré al espejo, descubrí que mi cara estaba muy fea. Debido a la exposición al viento y al sol, su piel estaba áspera, sus ojos hundidos, sus mejillas hundidas y había suciedad y abrasiones de origen desconocido, como si acabara de salir de las profundidades de una cueva oscura. Pero tras una inspección más cercana, no hay duda de que es su propio rostro. ——"Norwegian Wood"
Cada vez que pienso en esto, me siento lleno de infelicidad, como si un líquido negro hubiera sido exprimido de mis órganos internos y empujado hasta mi garganta. Me paré frente al espejo del baño y pensé: este soy yo, este eres tú. Te has estado desgastando mucho más de lo que esperabas. Mi cara está mucho más sucia y demacrada que antes. Me lavé la cara una y otra vez con jabón, me froté vigorosamente la piel con el champú, me lavé las manos lentamente y me sequé la cara y las manos cuidadosamente con una toalla nueva. Después de eso, fui a la cocina a buscar una lata de cerveza y limpié el refrigerador mientras bebía. Elimina los tomates encogidos, ordena las cervezas, cambia los recipientes y haz una lista de compras.
Entré al baño, me lavé la cara y me afeité, afeitándome en silencio, en silencio, sin tararear ninguna melodía. Luego me apliqué loción de afeitar y me lavé los dientes. Luego me miré la cara con atención en el espejo. Hacía mucho tiempo que no me miraba al espejo. Como resultado, no hubo ningún gran descubrimiento y no hubo mucho espíritu heroico, como en el pasado.
Vístete, saca el zumo de naranja del frigorífico, bébelo y guarda las llaves del coche y la cartera en el bolsillo. Justo cuando estaba a punto de salir, sentí que se me había olvidado algo. Sí, me olvidé de afeitarme. Entré al baño y me afeité la barba con cuidado. Mientras me miraba en el espejo, pensé: ¿Alguien creería que parezco tener veintitantos o treinta años? Debería haber algo de amabilidad. Pero parezco tener entre veinte y treinta años, así que me temo que a nadie le importan esas cosas. No importa si lo parece o no. Después de afeitarme, volví a lavarme los dientes.
——"¡Baila, baila, baila!" 》
Eso es todo. Parece que a Murakami le gusta especialmente describir "yo" en el espejo.