Hugo Capeto, fundador de la dinastía Capeto en la historia de Francia
Cabo, hijo del gran Hugo, sucedió a su padre como duque de Francia en el año 956. Del 978 al 986, contactó con los emperadores alemanes Otón II y Otón III y con el arzobispo de Reims, Adal Bello, para conspirar contra el rey carolingio Lotario I. Sin embargo, la autoridad carolingia estuvo al borde de la extinción, y desde 983 El Cabo se convirtió en el gobernante de facto de Francia. En mayo de 1987, Cape fue elegido oficialmente rey por la reunión de nobles. Carlos de Lorena, el último heredero legítimo de la dinastía carolingia, había intentado en vano recuperar su trono perdido.
Al mismo tiempo, hay muchas personas que quieren hacerse con su trono, como el Conde de Brois, Falk de Anjou, etc. Pero estas personas lucharon entre sí para lograr sus propios objetivos, pero no lograron unirse contra Cape y permitirle mantener su trono. Para asegurar una sucesión estable para su hijo Roberto II, Cape coronó a su hijo el día de Navidad de 987.
El establecimiento de la Dinastía del Cabo no frenó el declive del poder real. En ese momento, el centro real del gobierno del rey era sólo un pequeño lugar en el territorio real. Es decir, el área de 30.000 kilómetros cuadrados entre los ríos Sena y Loira con París como centro se llama Île-de-France. En ese momento, el territorio nominal de Francia era de 450.000 kilómetros cuadrados, de los cuales el territorio real sólo representaba una quinta parte. Hay muchos castillos pequeños por todo el país y los nobles dominan el castillo sin control. Los señores feudales siguieron su propio camino e incluso se negaron a reconocer su relación vasalla con el rey. Hay diez principados y países feudales principales en el territorio francés: Normandía, Borgoña, Aquitania, Bretaña y Gascuña, además de Flandes, Toulouse, Barcelona, Bloy-Champagne y Picardía, Anjou Beau y Jean-Beau. Los grandes nobles siguieron al rey * * *, y los pequeños nobles también siguieron a los grandes nobles * * *. Así como a los duques y condes no les importa el rey, a los dueños de castillos no les importan los duques y los condes.