Red de conocimiento de recetas - Industria de la restauración - Desayuno clásico francés: el origen del croissant

Desayuno clásico francés: el origen del croissant

El plan del día comienza por la mañana y lo que comes en el desayuno es especialmente importante. Puede aportar vitalidad y buen humor a tu trabajo y a tu vida. Hay un tipo de pan amado por personas de todo el mundo y que se ha convertido en un símbolo de la tradición gastronómica francesa en Francia. ¡Echemos un vistazo a su historia!

Existen innumerables historias y leyendas sobre el origen y elaboración de este pan.

Los croissants franceses (también conocidos como pan dulce vienés) tienen forma de luna creciente. Existen diferentes opiniones sobre la fuente de inspiración de esta forma. La teoría más reconocida es que provino de un machete turco. en manos del ejército turco.

En 1683, el ejército turco invadió la ciudad austriaca de Viena pero no pudo capturarla. Al general turco se le ocurrió un plan y decidió cavar un túnel hacia la ciudad en plena noche. Como resultado, el ejército turco regresó sin éxito. Para conmemorar a este panadero, los panaderos de toda Viena hicieron pan con la forma de la cimitarra de la bandera militar turca para demostrar que fueron los primeros en ver al ejército turco.

Sin embargo, hay otra leyenda en París: hace mucho tiempo, un mago griego escribió una carta a la Diosa de la Luna y estampó un sello de luna creciente en el membrete. En aquella época, el sello era un "anillo" hecho de pan por el panadero. Posteriormente, este patrón se convirtió en el croissant actual (CROISSANT).

En 1770, la princesa del Imperio austríaco María Antonieta de Austria, de 15 años, se casó con el rey francés Luis XVI. En honor a la nueva reina, los panaderos parisinos crearon sus propios "croissants". La única diferencia es que llamaron a este pan en honor a "croissant", la palabra francesa para "media luna". Este pan es tan popular en París como en Viena. Desde entonces, los panaderos de París han estado haciendo croissants y los panaderos de todo el mundo han aprendido a hacer croissants en París.

Los croissants deben ser ricos en aroma a leche y tener un dulzor lácteo natural. No debe tener un sabor dulce ni empalagoso. Debe tener un sabor equilibrado pero no demasiado salado y se puede acompañar con mermelada o conservas. El croissant ideal debe quedar crujiente por fuera y tierno por dentro. La corteza debe quedar muy crujiente, pero no demasiado crujiente ni dura. Cada capa de pan debe derretirse en la boca, pero no sentirse demasiado grasosa en las manos. El pan debe estar uniformemente dorado por todas partes. El corazón del pan debe ser ligero y tener muchas capas. El pan debe quedar suave y húmedo, no viscoso ni pastoso. La capa de pan debe ser lo suficientemente maleable como para separarse fácilmente cuando se tira con la mano.

Hoy en día, el croissant se ha convertido en un símbolo de la cultura y tradición francesa.

Hoy en día, el croissant se ha convertido en un símbolo de la cultura y tradición francesa.