Red de conocimiento de recetas - Recetas gastronómicas - ¿Es cancerígeno un plato de cebollas recién cocidas? ¡Por la salud de tu familia, no hagas esto!

¿Es cancerígeno un plato de cebollas recién cocidas? ¡Por la salud de tu familia, no hagas esto!

Seis efectos mágicos de la cebolla

Primero, protege el corazón

Se ha descubierto que el sulfuro de la cebolla tiene efectos antitrombóticos, lo que ayuda a prevenir la agregación plaquetaria innecesaria. Los estudios también han encontrado que los sulfuros de las cebollas también pueden reducir los niveles de colesterol y triglicéridos y mejorar la función de las membranas de los glóbulos rojos. Las cebollas también son ricas en flavonoides antioxidantes, que pueden ayudar a prevenir ataques cardíacos cuando se consumen con regularidad.

En segundo lugar, aumentar la densidad ósea.

Muchos estudios han encontrado que comer cebollas puede ayudar a mejorar la densidad ósea, lo cual es especialmente importante para las mujeres posmenopáusicas cuya densidad ósea ha disminuido. Otro estudio demostró que las mujeres posmenopáusicas que comían cebollas a diario podían reducir el riesgo de fracturas de cadera. Los sulfuros ricos en la cebolla también juegan un papel muy importante en la formación del tejido conectivo en el cuerpo humano.

En tercer lugar, la belleza

Las cebollas son ricas en vitamina C y niacina, que pueden promover la formación de matriz intercelular y reparar las células dañadas, haciendo que la piel sea suave, sonrosada y elástica. un efecto cosmético. Contiene azufre y vitamina E, que pueden evitar que los ácidos grasos insaturados produzcan pigmento lipofuscina y prevenir las manchas de la edad.

En cuarto lugar, antiinflamatorio

La cebolla tiene importantes efectos antiinflamatorios. Se ha descubierto que las moléculas de sulfuro exclusivas de las cebollas inhiben la actividad de los macrófagos. Los antioxidantes de la cebolla juegan un papel importante en la lucha contra la inflamación. Estos antioxidantes previenen la oxidación de los ácidos grasos en el cuerpo. Cuanto más bajos sean los niveles de ácidos grasos oxidados, menos moléculas inflamatorias se producirán en el cuerpo y mayor será la capacidad de controlar la inflamación.

5. Prevención del cáncer

Muchos estudios han confirmado que el consumo adecuado de cebolla puede reducir el riesgo de cáncer de intestino, cáncer de laringe, cáncer de ovario y otros cánceres.

Sexto, hipoglucemiante y antibacteriano

Muchos estudios han descubierto que comer cebollas con regularidad también puede mejorar los niveles de azúcar en sangre y prevenir infecciones bacterianas. Además del sulfuro, el flavonoide quercetina de la cebolla también tiene efectos antibacterianos.

El ajo y la cebolla se suelen utilizar para aportar sabor y aroma y son uno de los condimentos indispensables para las amas de casa. Sin embargo, recientemente hay rumores en Internet de que "el ajo y la cebolla se convierten en carcinógenos cuando se calientan", lo que provoca pánico entre los internautas. En este sentido, los nutricionistas afirman que el ajo y la cebolla no producen carcinógenos. De hecho, ¡la clave está en la diferencia en el método de cocción y la temperatura! Hervirlo en agua corriente no produce carcinógenos. Pero si se fríe a alta temperatura, como rodajas de ajo, chalotas fritas o aros de cebolla, puede contener acrilamida, un agente cancerígeno.

Tenga cuidado con los carcinógenos de los alimentos fritos y asados ​​a alta temperatura.

¿El ajo y la cebolla, muy beneficiosos para el cuerpo humano, realmente causan cáncer cuando se calientan? Los expertos en nutrición dicen que la acrilamida, un carcinógeno, puede encontrarse en aminoácidos y azúcares reductores en los alimentos. Se produce mediante la reacción de Mena después de cocinar a altas temperaturas superiores a 150 grados centígrados, como freír, asar, freír, asar, etc. El contenido de acrilamida aumentará a medida que aumente la temperatura. La acrilamida fue clasificada como posible carcinógeno de Clase 2A por el Centro Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en 1994. Los carcinógenos de categoría 2A se refieren a sustancias que han demostrado ser cancerígenas mediante experimentos con animales.