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Cómo mantener un buen estómago

1. Masaje Abdominal

Antes de acostarte cada noche, coloca tus manos una encima de la otra, dibuja un círculo alrededor de tu ombligo y luego usa tus palmas para girarlo 30. grados a la izquierda, hacia 30 grados a la derecha. La fuerza comienza a disminuir y la fuerza detrás de ella puede ser un poco más fuerte. ¡A largo plazo, puede mejorar eficazmente la función gastrointestinal y aliviar el dolor de estómago!

2. Agua potable saludable

Después de levantarte y cepillarte los dientes, beber un vaso de agua tibia, unos 100 ml, cada mañana para ayudar a limpiar los intestinos. Beber alcohol sobre las 10; mediodía; beba alcohol antes del almuerzo; beba alrededor de las 3:00 p.m. si toma sopa por la noche, puede evitar beber. Cabe señalar que lo mejor es no beber agua después de las 21:30 horas para evitar la hinchazón de los ojos al levantarse a la mañana siguiente.

3. Calentar el estómago

Calentar el estómago significa calentar el estómago y dispersar el frío. Es un método para tratar el síndrome del resfriado estomacal. Las personas que padecen gastritis crónica deben prestar especial atención a la temperatura del estómago, ponerse ropa a tiempo y cubrir la ropa de cama por la noche para evitar que el abdomen se enfríe.

1. Come regularmente

Mantén tres comidas regulares y no las retengas por ningún motivo. No esperes hasta que te duela el estómago por el hambre para pensar en comer.

2. No devorar la comida

Cuanto más finamente se mastique la comida, mayor será la carga para el estómago. Las personas que están acostumbradas a devorar la comida pueden empezar por masticar. cada bocado de arroz 20 veces para desarrollar un buen hábito El hábito de masticar lentamente.

3. Reducir el consumo de tabaco y alcohol

El tabaco y el alcohol son los más irritantes para el tracto gastrointestinal. El alcohol irrita directamente la mucosa gástrica, provocando una gran congestión y erosión de la mucosa gástrica, e incluso úlceras. Fumar no solo daña directamente la mucosa gástrica, sino que también daña los capilares gástricos, dejando la mucosa gástrica en un estado de hipoxia durante mucho tiempo, lo que lleva a la aparición de gastritis crónica.