La fruta y el maíz se secan y se muelen hasta convertirlos en polvo, que es muy dulce.
Por ejemplo, las manzanas o las peras pueden conservar su dulzor después de secarlas y molerlas hasta convertirlas en polvo porque estas frutas contienen sabores naturalmente dulces. Pero otras frutas, como los limones o los pomelos, pueden perder algo de su dulzor después de secarlas y molerlas hasta convertirlas en polvo porque son ácidas o ácidas.
Además, puede haber deterioro o fermentación durante el procesamiento, lo que también afectará al dulzor. Por lo tanto, el dulzor de la fruta seca molida puede no ser el mismo que el de la fruta original.
En términos generales, si desea secar frutas y molerlas hasta convertirlas en polvo para aumentar el dulzor, se recomienda elegir frutas con relativamente dulzor, controlar los métodos de procesamiento y las condiciones de almacenamiento durante el procesamiento, y tratar de mantener la dulzura.