Si no te gusta beber agua, ¿tendrás cálculos renales?
No necesariamente.
Porque el agua sólo juega un papel coadyuvante en la eliminación de residuos.
El proceso de formación de cálculos renales es generalmente relativamente sencillo. Nuestro cuerpo es equivalente a un sistema circulatorio. Cuando nuestros riñones reciben demasiados desechos, necesitan excretarlos. En este momento, nuestros propios riñones deben realizar el metabolismo fisiológico. Durante el proceso metabólico, consumiremos mucha humedad. Esta agua nos ayuda a metabolizar estos productos de desecho para luego eliminarlos a través de la orina.
Cuando nuestro cuerpo está deshidratado y estos desechos no pueden ser excretados, es probable que se formen cálculos. Por supuesto, esto depende de la salud física de cada persona, y los hábitos de bebida y el tiempo de bebida de cada persona son diferentes, y el tiempo de funcionamiento de los órganos de nuestro cuerpo también será diferente. Si la función glomerular de una persona está relativamente intacta, no beber agua básicamente no afectará la descarga normal de orina y la posibilidad de desarrollar cálculos renales será menor.
Los cálculos renales pueden estar relacionados con la calidad del agua que bebemos.
Generalmente los cálculos renales se forman porque el glomérulo no puede filtrar estas sustancias, por lo que una gran cantidad se acumula en nuestros riñones, formándose así poco a poco los cálculos. La fuente de estas piedras proviene del agua que bebemos a diario. Si el agua que bebemos es demasiado dura, el agua contendrá más calcio y magnesio y otras sustancias que facilitan la formación de cálculos, lo que también aumentará nuestro riesgo de sufrir cálculos renales. Por eso, en la vida diaria intentamos hervir el agua antes de beberla, porque hervir el agua puede eliminar una gran cantidad de sustancias de calcio y magnesio, reduciendo así la dureza del agua.
Si tienes cálculos renales, debes buscar tratamiento médico lo antes posible y corregir algunos malos hábitos en tu vida.
Si tienes cálculos renales debes acudir al hospital para recibir tratamiento lo antes posible para evitar retrasar la afección. En los hospitales se suele utilizar la litotricia ultrasónica o la cirugía. En la vida, debemos beber la mayor cantidad de agua posible y desarrollar el hábito de beber agua con frecuencia. Esto puede ayudar a nuestros riñones a metabolizar. Lo mejor es beber media taza de agua antes de acostarse todos los días o beber más agua cuando sea necesario. La temperatura es alta en verano. Esto puede reducir en gran medida nuestro riesgo de sufrir cálculos renales.