¿Qué no pueden comer los gatos?
1. Alimentos encurtidos
Los gatos no pueden comer alimentos encurtidos como salchichas y tocino porque contienen mucha sal y condimentos, lo que provocará graves daños a los riñones y otros. órganos metabólicos Una carga enorme y una consecuencia grave es la insuficiencia renal.
2. Dulces con alto contenido de azúcar
Los dulces con alto contenido de azúcar no se pueden dar a los gatos, incluidos pasteles, helados, chocolate, etc. Estos alimentos no sólo engordan a los gatos, sino que también pueden provocar una serie de enfermedades graves como diabetes y enfermedades cardíacas.
3. Mariscos y carnes crudas
Los gatos no pueden comer marisco ni carne cruda. Los gatos que comen mariscos durante mucho tiempo son propensos a la desnutrición y los gatos que comen mucha carne cruda son propensos a tener parásitos. El dueño debe cocinar la carne cuando la alimenta.
4. Uvas (secas)
Los gatos no deben comer uvas ni pasas. Sólo unos pocos de ellos harán que los gatos sean susceptibles a síntomas como vómitos, diarrea y pérdida de apetito. Los gatos pueden desarrollar insuficiencia renal aguda si se consumen en grandes cantidades.
1. Chocolate: La teobromina del chocolate puede provocar intoxicación en gatos, provocando vómitos, convulsiones epilépticas, hemorragias en el sistema digestivo y otros síntomas, en casos graves, puede provocar la muerte.
2. Leche: El contenido de lactosa de la leche llega al 90%. La mayoría de los gatos carecen de la enzima que puede descomponer y digerir la lactosa. Comer leche puede provocar fácilmente indigestión y diarrea en los gatos.
3. Carne cruda: La carne cruda congelada aún puede contener parásitos, lo que no es bueno para la salud de los gatos. Asegúrate de cocinar la carne antes de dársela a tu gato.
4. Mariscos e hígado: Los gatos que comen marisco durante mucho tiempo dificultarán la absorción de vitamina B1 en el organismo, provocando pérdida de apetito, vómitos, convulsiones e incluso parálisis de las patas traseras. La alimentación prolongada del hígado puede provocar fácilmente una deficiencia de calcio en los gatos, lo que provoca secuelas como dificultades para caminar.