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Escribe un ensayo sobre un cachorro.

Los perros son los amigos más leales de las personas. La gente suele decir que a los perros no les importan los pobres. Esto es cierto en absoluto. Aunque los perros de familias pobres tienen hambre y son delgados, nunca se los ha visto corriendo hacia las casas de los ricos. el lugar está abandonado, se encontrará en el camino. En las zonas rurales, los perros son los guardianes leales de la gente, no importa cuán tormentoso, frío o caluroso sea, los perros siempre se quedan en sus madrigueras afuera de la puerta, mientras haya algún disturbio, ladrarán sin parar. Es una lástima que ahora haya demasiados venenos para ratas y gente mala, y que a los perros les resulte difícil encontrar un hogar en el campo.

En aquella época, mi familia tenía muchos perros, y había dos que no puedo olvidar más. Uno es un perro blanco, de unos treinta centímetros de alto y delgado. Este es un perro muy dócil, por mucho que le molestemos, no se enfada. En ese momento, vi una película llamada "Saihu". La película contaba la historia del hijo de un granjero que crió un perro llamado "Saihu" y luchó contra el hijo del propietario. Después de ver la película, también le puse a mi perro el nombre "Saihu". También usó raíces de árboles para hacer un arado para la agricultura y se lo puso a un perro blanco para imitar a los adultos que cultivaban. El pequeño arado dejó una serie de marcas en el duro camino de tierra y el cachorro aulló lastimosamente.

Más tarde me compré un cachorro color caqui. Este es un cachorro muy lindo, de menos de un pie de altura. Cuando su padre lo atrapó por primera vez, debía haber sido tan grande como un gatito. En ese momento siempre llevaba al cachorro en mis brazos, llevándolo a dondequiera que iba. El cachorro es muy inteligente. Si le pides que se levante, se levantará. Si le arrojas un trozo de bollo al vapor, lo atrapará con destreza. Por eso derramé muchas lágrimas. Recuerdo que un año, en el primer mes del año, vino a mi casa un pariente lejano. A su hijo le gustó mucho el perrito amarillo, antes de irse, lo puso a escondidas en una canasta y lo descubrí. Luego comenzamos a pelear. El niño lloraba afuera de la puerta y yo lloraba adentro. Me quedé atónito y me negué a llevarme al cachorro.